11 de diciembre de 2017

Cinco de cada diez españoles llevan o han llevado ortodoncia

Salud y bienestar
  • Crece el número de tratamientos de ortodoncia por motivos de salud
  • La preocupación por la imagen influye en la elección del tipo de ortodoncia, sobre todo entre adolescentes

Son cada vez más las personas mayores que deciden seguir un tratamiento de ortodoncia, sea por razones estrictamente estéticas o porque tienen problemas oclusivos que inciden de forma más negativa en su salud bucodental. Aunque la primera motivación sigue siendo la estética, crece el número de tratamientos por motivos de salud. 

Según el Estudio Sanitas Bucodental 2017, el 50,9% de los adultos encuestados ha manifestado llevar o haber llevado ortodoncia. De estos, un 31,7% ha tenido una motivación estética frente al 29,5% que se ha sometido al tratamiento por razones de salud. En 2016, los porcentajes fueron del 29,3% y del 25% respectivamente. Un año más, sigue la tendencia al alza de la ortodoncia en adultos pero con una mayor concienciación sobre la importancia para la salud.

“Se suele pensar que un tratamiento de ortodoncia se debe a causas estéticas como arreglar piezas montadas o torcidas así como corregir la falta de simetría. Pero no es lo fundamental. Solucionar aspectos funcionales como la mordida o la masticación está en el origen de muchos tratamientos. Cuando los dientes no están bien colocados el maxilar superior no encaja bien con la mandíbula y esto puede traer muchos problemas, que pueden parecer ajenos a la salud dental como problemas de espalda, cervicales, o dolores de cabeza”, explica Patricia Zubeldia, odontóloga de la Dirección Asistencial de Sanitas Dental.

“En realidad es difícil separar salud de estética”, añade la odontóloga. La ortodoncia mejora la sonrisa y la salud bucal. Además de aportar estética, ayuda a prevenir patologías en la articulación temporo-mandibular, mejora la durabilidad de cualquier tratamiento que se realice en la cavidad oral, como empastes o implantes, y evita desgastes prematuros y anómalos de las piezas dentales. También evita una patología periodontal o el agudizamiento de esta.

La preferida, la ortodoncia invisible y removible

La ortodoncia ha avanzado mucho y los sistemas actuales aportan gran comodidad y estética.Lo idóneo es visitar a un ortodoncista para que valore cada caso de manera personalizada.

En cuanto al tipo de aparatos que se utilizan para la ortodoncia en los adultos, no hay diferencias con los usados en los niños o adolescentes. Lo que sí es cierto es que en la mayoría de los casos se opta por la ortodoncia invisible, puede ser ortodoncia lingual o removible; o por la estética, en la que los brackets son de porcelana, circonio o zafiro y que resultan menos perceptibles desde el exterior que los aparatos de metal. Ambas opciones satisfacen la preocupación por la imagen que tienen los adultos, especialmente si se tiene en cuenta que los tratamientos pueden durar más de dos años.

Según el Estudio Sanitas Bucodental 2017, en el caso de llevar ortodoncia, un 61,3% de los encuestados se dejaría asesorar por el dentista, un 11,8% optaría por la ortodoncia invisible y un 7,7% por los brackets estéticos. En la adolescencia, la preocupación por la imagen se acentúa. Así, el 49,4% se dejaría asesorar por el dentista mientras que un 22,5% optaría por la ortodoncia invisible.

8 de junio de 2016

El cuidado de la imagen favorece el estado de salud y la calidad de vida del mayor

Salud y bienestar

Los hábitos de salud y las cuestiones estéticas son fundamentales para sentirse bien con la propia imagen

  • Prestar una atención adecuada al aspecto físico potencia la autoestima y refuerza la identidad del mayor
  • En el cuidado de la imagen entran en juego cuestiones estéticas, así como hábitos de salud
  • En el caso de personas dependientes, como por ejemplo pacientes con demencia, es importante implicarles en el proceso de elección del estilo de su imagen personal

Madrid, 8 de junio de 2016. Los cambios físicos asociados al envejecimiento implican un proceso de adaptación psicológica a la nueva imagen. En este sentido, no dejar de lado el cuidado del aspecto físico con el paso de los años refuerza la identidad y trabaja la autoestima, lo que incide de manera positiva en la salud y en la calidad de vida. Sanitas Mayores fomenta esta dimensión dentro de su modelo de atención integral al mayor, de especial importancia en el caso de personas dependientes, como por ejemplo los pacientes con demencia.

“Los cánones de belleza de la sociedad, muy ligados a la imagen de juventud, no ayudan a aceptar los cambios en la imagen producto de los años. Es fundamental no infravalorar la importancia de sentirse bien a todas las edades. Dedicar atención y tiempo al aspecto físico ayuda a verse mejor, a quererse más y a asumir mejor estos cambios”, afirma el doctor David Curto, jefe de Gestión Asistencial de Sanitas Mayores.

Además, el cuidado de la imagen comprende tanto elementos de estética como hábitos de salud e higiene personal como la higiene bucal, la hidratación de la piel, la ducha diaria o el cuidado del cabello, que afectan de manera directa a la imagen personal. Por la parte estética, “la manera de vestir, el peinado o, en el caso de las mujeres, el maqulillaje contribuyen a la imagen total e incluso pueden darnos pistas para interpretar el estado de ánimo”, apunta el doctor Curto.

Continuar dedicando tiempo a uno mismo a través del cuidado de la imagen mejora además la autoestima, refuerza la identidad, potencia la capacidad de observación y promueve la interacción social. “Es importante no abandonarse, quererse y aceptarse a cualquier edad y asumir con naturalidad el paso de los años. El continuar con el cuidado rutinario de la imagen ayuda a esa aceptación, lo que evita caer en la desgana y por tanto redunda en una mejor salud psíquica”, afirma David Curto.

En el ámbito residencial se trata de “facilitar a los profesionales, familiares y usuarios las estrategias y herramientas adecuadas para mejorar la idea que se tiene de uno mismo y la valoración que se hace de esta. Los recursos son amplios. Desde un simple consejo a la hora de vestir a programas de actividad física, un taller de maquillaje o servicios de peluquería”, explica el jefe de Gestión Asistencial de Sanitas Mayores.

Cuando el autocuidado no es posible
En aquellas personas que precisan de la ayuda de otras para realizar las actividades de la vida diaria y, por tanto, para su cuidado, los responsables de su atención directa, tanto familiares como profesionales, asumen un papel clave. En este punto, el cuidado de la imagen se realiza desde la perspectiva de ayudar a mantener, en la medida de lo posible, la autonomía de la persona. Respetar la privacidad y establecer rutinas para los hábitos de higiene diaria o para vestirse son otras dos pautas que ayudarán en esta labor.

“Es importante no olvidar que la imagen es el primer reflejo físico de nuestra personalidad, por lo que es importante fomentar la autonomía de elección incluso en personas dependientes. Por ejemplo, la ropa es uno de los elementos que más influye en la imagen personal y expresa mucho acerca de la persona. Casi todos los pacientes con demencia tienen dificultades para vestirse; en este caso habría que incorporar a los necesarios criterios funcionales, criterios que también ayuden a estas personas a sentirse bien con su aspecto”, señala el doctor Curto.