5 de noviembre de 2019

Una nueva técnica para aplicar la anestesia epidural reduce a la mitad el dolor percibido durante el parto

Notas de prensa

 

  • También disminuye el bloqueo del aparato locomotor, con lo que la paciente puede seguir moviendo las piernas y participando activamente
  • Evita los partos instrumentados, en los que se utilizan fórceps o ventosas

 

Madrid, 5 de noviembre 2019. El Hospital Universitario Sanitas La Zarzuela ha incorporado una nueva técnica para la analgesia obstétrica a través de epidural que mejora sustancialmente la satisfacción de la madre, reduce a la mitad el dolor percibido durante el parto y disminuye el consumo de anestésicos locales. Se trata del Programmed Intermitent Epidural Bolus (PIEB), que supone la culminación de las mejoras que la analgesia epidural ha venido experimentando en la última década, siempre buscando la mejor satisfacción y seguridad del paciente.

Dos tercios de las parturientas experimentan algún tipo de dolor durante el parto al no recibir la analgesia correcta. “Esto es hoy sencillamente inaceptable”, expone Nicolás Brogly, del Servicio de Anestesia de La Zarzuela. La buena noticia es que “ya es posible controlar el dolor mediante un nuevo protocolo de uso de la analgesia epidural, que sigue siendo la técnica de referencia para el parto, por su seguridad y funcionamiento y porque no tiene efectos directos sobre el feto”.

Los últimos avances científicos permiten que la analgesia se administre en función de la necesidad de cada parto y de la experiencia de cada paciente, aliviando el dolor, pero intentando a la vez evitar el bloqueo excesivo del aparato locomotor, con lo que se logra mantener la movilidad de las piernas y la participación activa en el nacimiento del bebé.

En efecto, en la última década se han conseguido mejoras importantes en la reducción de la morbimortalidad, en la seguridad de la técnica, en la disminución de los anestésicos locales y de los (pocos) efectos adversos que sucedían. Sin embargo, persiste la incidencia del conocido como dolor irruptivo, que aparece en el trabajo durante el parto, en un momento dado, pese a la analgesia suministrada.

“Hasta hace no mucho, había que esperar a que la paciente experimentara dolor para suministrar la analgesia. Posteriormente, comenzamos a usar la técnica PCEA (siglas en inglés para el término Anestesia epidural controlada por el paciente), que consiste en que la propia paciente se administra las dosis cuando percibe dolor, aunque no es fácil de aprender ni de usar correctamente”.

La gran novedad incorporada por La Zarzuela es el Programmed Intermitent Epidural Bolus (PIEB), que consiste en el uso de bolos (dosis de medicación administradas en períodos cortos de tiempo) epidurales programados intermitentemente. “Esto es lo último en anestesia epidural”, precisa Emilio Matute, jefe de servicio de Anestesia de La Zarzuela. “Hasta aquí estábamos combinando la técnica PCEA con una infusión continua de analgésico. Ahora, gracias a la técnica PIEB, la combinamos con la PCEA y nos olvidamos de la infusión continua”.

El avance de la tecnología permite espaciar el suministro del analgésico, ya sea mediante la dosis suministrada vía PIEB, ya sea por la que aplica directamente la paciente (PCEA). “No solo es más efectivo, sino también más seguro. Si no ha transcurrido un tiempo mínimo entre dosis de analgesia, no se administra. Acompasando los bolos evitamos la sobredosificación o los bloqueos motores demasiado altos”, añade el doctor Brogly.

La evidencia científica muestra que el dolor irruptivo aparece en un 33,5% de los casos con la técnica PCEA, mientras que aplicando la técnica PIEB solo se da en un 18%. Además, con la técnica PIEB, la participación de la paciente en el control de la analgesia también se reduce, de un 50,4% de los casos al 27%, con lo que la experiencia del parto es más satisfactoria y cómoda. La nueva técnica permite también una menor administración de anestésicos locales a lo largo de todo el trabajo del parto, ya que se consigue alargar y cubrir más espacio analgésico con la misma dosis. Finalmente, el bloqueo motor de las pacientes cae al 1%, desde más de un 6%, en los casos con técnica PIEB, así como los partos instrumentados (con fórceps y ventosas), del 11,6 al 6,3%, gracias a la mayor participación de la futura mamá en el proceso expulsivo del bebé.

Estas mejoras no solo son percibidas por pacientes y anestesistas. Los ginecólogos también saludan la aparición de la nueva técnica: “Cuanto más cómoda se sienta la paciente, menos partos instrumentales vamos a tener que afrontar”, sostiene Antonio Hernández, jefe de servicio de Ginecología de La Zarzuela. “Esta nueva técnica es especialmente interesante porque evita las dos principales quejas de las madres con respecto a la epidural: el excesivo bloqueo motor, que no les permitía casi moverse, y la insuficiente analgesia, lo que les provocaba una reiteración del dolor. Ahora esto ya no va a pasar”.

En realidad, la técnica PIEB forma parte de lo que el doctor Hernández denomina humanización de la asistencia al parto, un proceso en el que La Zarzuela viene trabajando desde hace años y al que ahora se suman los anestesistas: “La epidural hay que suministrarla cuando a la paciente se le hacen dolorosas las contracciones. Y somos nosotros –recalca el doctor Matute-, los anestesistas, los que debemos adaptarnos a ese momento del parto, no como pasaba antes, que se adaptaban las madres. Y adaptando también el uso de técnicas avanzadas como la PIEB”.

30 de marzo de 2016

La anestesia inhalatoria incrementa la seguridad del paciente en todo tipo de cirugías

Salud y bienestar
  • Los expertos del XXIII Curso en Anestesia Inhalatoria, celebrado en Madrid, coinciden en que reduce el riesgo de despertar intraoperatorio y que favorece la recuperación más rápida y menos pesada para el paciente 
  • Esta técnica supera las ventajas de la anestesia intravenosa y está indicada para cualquier tipo de paciente, adulto o infantil, tanto en cirugía ambulatoria como en procesos más complejos 

La anestesia inhalatoria emplea gases para inducir el sueño en el paciente y poder realizar una intervención quirúrgica. Las innovaciones registradas en esta variante de la anestesia consiguen resultados muy positivos en términos de un mejor control de la sedación practicada sobre el paciente, un menor riesgo de despertar intraoperatorio y una mejor recuperación del paciente tras la cirugía. Se trata de una técnica indicada para cualquier paciente y en cualquier tipo de cirugía salvo en aquellos casos en los que exista riesgo de aspiración broncopulmonar (un paciente que no ha respetado el ayuno requerido o un paciente que requiere una intervención urgente y que presenta algún tipo de patología gastrointestinal). Así se ha puesto de manifiesto en el XXIII Curso en Anestesia Inhalatoria, celebrado en el Hospital Universitario Sanitas La Moraleja, que ha congregado a numerosos expertos en Anestesiología y Reanimación de toda España para actualizar conocimientos y debatir sobre las distintas opciones anestésicas disponibles.

Jorge Puertas Domínguez, especialista en Anestesiología del Hospital Universitario Sanitas La Moraleja y director del Curso Anestesia Inhalatoria, explica las principales ventajas de la variante inhalatoria en la práctica clínica: “Esta técnica emplea un gas llamado sevofluorano que no produce irritación pulmonar y que puede aplicarse en cualquier tipo de cirugía. Está indicada tanto para cirugías ambulatorias como para procesos más complejos que requieren la hospitalización del paciente y es perfectamente compatible tanto con pacientes adultos como pediátricos, ya que induce el sueño pero permite mantener la respiración espontánea del paciente. Precisamente este característica hace que sea la opción más recomendable para las intervenciones pediátricas”. Además, la sedación inhalatoria posee propiedades analgésicas y de relajación que permiten reducir el uso de otros medicamentos durante la intervención. “Esto es clave, ya que facilita el despertar del paciente tras la cirugía, lo que incrementa de un modo notable la seguridad para el paciente a lo largo de todo el proceso” afirma el doctor Puertas. En la aplicación de la anestesia intravenosa el paciente pierde la capacidad de respiración espontánea, lo que podría llegar a ser un problema grave en caso de que una intervención se complique.

Por su parte, Roberto Ruiz Abascal, jefe del Servicio de Anestesiología y Reanimación del Hospital Universitario Sanitas La Moraleja, asegura que “los gases inhalados no llegan a ser metabolizados por lo que no dejan compuestos en el organismo que puedan dar lugar a efectos secundarios no deseados, como la sensación de pesadez al despertar”. Asimismo, el hecho de que este tipo de anestesia no se metabolice asegura al paciente un despertar más rápido y, por lo tanto, menos permanencia en la Sala de Reanimación y una mayor seguridad durante todo el proceso clínico. Esto supone un alta más temprana, lo que permite al paciente volver a casa antes e iniciar su recuperación.

Otra de las ventajas de este tipo de anestesia es la reducción del riesgo de despertar intraoperatorio; se trata de un evento adverso infrecuente en el que el paciente, a pesar de estar sedado, recupera la consciencia y, por tanto, aunque no sea capaz de moverse o articular palabra, sí puede sentir todo lo que sucede en quirófano). Aunque la incidencia de este problema es baja, el paciente que sufre un despertar intraoperatorio padece unos niveles de estrés extremos, así como problemas físicos y psicológicos. Además, por las características de su aplicación y la concentración empleada, el nivel de sueño del paciente puede medirse de forma muy precisa en tiempo real. Esto aumenta la seguridad de que el paciente está adecuadamente dormido a lo largo de todo el proceso quirúrgico.

Este tipo de sedación garantiza, tanto en términos de seguridad como de comodidad para el paciente, unos resultados muy satisfactorios. De acuerdo con la opinión y experiencia de los expertos reunidos en el XXIII Curso en Anestesia Inhalatoria, esta variante anestésica se posiciona como el procedimiento anestésico más adecuado en gran cantidad de cirugías.