- Problemas cardiovasculares, respiratorios y reumatológicos son los más comunes asociados al frío
- Las personas con depresión también son más sensibles al invierno debido al cambio de temperatura, el menor número de horas de luz o la mayor nubosidad
- El envejecimiento altera la capacidad para percibir la temperatura, por lo que la adaptación es más difícil
Los mayores de 65 años es uno de los grupos de población más vulnerable a la bajada de temperaturas que anticipa la llegada del invierno. Momento de tomar precauciones que prevengan y/o neutralicen el mayor riesgo de enfermar asociado al frío.
La mayor vulnerabilidad de los mayores se explica por un déficit de adaptación a las temperaturas extremas, especialmente al frío. En palabras del doctor David Curto, jefe de Gestión Asistencial de Sanitas Residencial “el envejecimiento del organismo altera el metabolismo basal y, como consecuencia, el sistema de termorregulación corporal y su capacidad para percibir la temperatura ambiente. Por eso los mayores tienen mayor dificultad de adaptación al frío o el calor”.
Además, a medida que disminuye la temperatura ambiental aumenta el riesgo de enfermar. Problemas cardiovasculares, respiratorios y reumatológicos son los cuadros más comunes asociados al frío. “Cuando baja la temperatura, el organismo reacciona perdiendo calor y los vasos sanguíneos se contraen. Esto obliga al corazón a bombear más sangre y se produce un aumento de la presión arterial o hipertensión que eleva el riesgo de sufrir un accidente cardiovascular” explica el doctor Curto.
En cuanto a problemas respiratorios, el frío disminuye las defensas y hace que las mucosas no funcionen igual, lo que favorece los resfriados, gripes o infecciones respiratorias o bronquitis. Aquellos que padecen enfermedades reumatológicas, como la artrosis o la artritis, pueden ver aumentar sus síntomas. Las personas con depresión u otras enfermedades psiquiátricas son también más sensibles al invierno sobretodo por el cambio de temperatura, la mayor nubosidad o el menor número de horas de luz.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que algunas patologías propias de las personas mayores, como la artritis, la enfermedad de Parkinson y otras que afectan a su capacidad de movimiento pueden plantearles serios problemas a la hora de ponerse ropa de abrigo e incluso a protegerse del frío en lugares más calientes. Asimismo, otras enfermedades, como la diabetes o el hipotiroidismo favorecen el hecho de que el cuerpo no pueda mantenerse caliente, aumentando la sensación de frío.
Protegerse del frío para proteger la salud
Para proteger la salud de los efectos del frío, se pueden seguir las siguientes recomendaciones:
– No automedicarse
– Evitar los cambios bruscos de temperatura
– Limitar las actividades exteriores
– Tapar la nariz y boca al toser o estornudar
– Respirar por la nariz y no por la boca
– Aumentar la frecuencia del lavado de manos
– Incrementar el aporte calórico de las comidas y utilizar preparados en caliente
– Regular el sistema de calefacción (temperatura de 20-22 ºC)
– Utilizar las prendas de abrigo adaptadas a la temperatura ambientetento en interiores como en el exterior
En el caso concreto de la gripe estacional, los expertos recomiendan la vacunación en mayores de 60 años.