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26 de abril de 2016

Olvidos rutinarios y déficit de atención, ¿síntomas de demencia o deterioro cognitivo?

Salud y bienestar
  • “Charla con la neuróloga” es una iniciativa de los centros de día de Sanitas Mayores, que pone en valor la importancia de la valoración de un neurólogo para determinar si los síntomas se deben a una enfermedad o al envejecimiento normal  
  • El deterioro cognitivo leve afecta de forma exclusiva a la memoria, mientras que la demencia compromete otras funciones cerebrales  

Problemas de memoria, atención, concentración o capacidad ejecutiva son los principales indicadores que pueden alertar sobre la aparición de deterioro cognitivo. Ante los primeros síntomas es clave acudir a un especialista para realizar una valoración adecuada. La sensibilización en la detección de este tipo de síntomas es uno de los objetivos de la iniciativa “Charla con la neuróloga”, organizada por el Centro Fermín Caballero y el Centro de día Clara del Rey de Sanitas Mayores.

Con este formato, Sanitas Mayores inicia una serie de encuentros informativos para familiares y cuidadores sobre deterioro cognitivo y demencia. Los centros de día Clara del Rey y Fermín Caballero en Madrid han sido los primeros en acoger la iniciativa donde los participantes han podido consultar sus dudas a la neuróloga Pilar de Luis. El diagnóstico de las enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer, y su tratamiento son dos de los principales temas abordados en la charla.

“Si hay despistes más frecuentes de lo habitual en edad avanzada se debe realizar un estudio para descartar una enfermedad neurodegenerativa. La valoración de un neurólogo es fundamental para determina si los síntomas se deben a una enfermedad o al proceso normal de envejecimiento” explica Pilar de Luis.

El deterioro cognitivo leve se asocia a la edad y está presente en el 30% de las personas mayores de 65 años y aumenta con el rango de edad. La diferencia fundamental entre el deterioro cognitivo leve y la demencia es que el primero afecta de forma exclusiva a la memoria, mientras que la demencia compromete también otras funciones cerebrales así como las habilidades para desarrollar las actividades normales de la vida diaria. Presenta además una sintomatología más característica como alteraciones del comportamiento, pérdida de habilidades sociales o deterioro en el sentido de la orientación.

“A pesar de las diferencias iniciales entre deterioro cognitivo leve y demencia, estudios recientes realizados mediante técnicas de neuroimagen parecen evidenciar que los pacientes con deterioro cognitivo leve tienen un riesgo mayor de desarrollar algún tipo de demencia, incluida la enfermedad de Alzheimer”, apunta la neuróloga.

“Aunque con algunos síntomas en común, es preciso distinguir entre Alzheimer y demencia senil” puntualiza Pilar de Luis. La demencia senil no se refiere a una enfermedad sino que hace referencia a la pérdida de capacidad mental donde las funciones de conducta o de conocimiento del mundo se ven alteradas. “La enfermedad de Alzheimer tiene varios grados y su diagnóstico definitivo es por biopsia cerebral”, aclara la especialista.

Terapia de validación en pacientes con Alzheimer

Durante los encuentros informativos, también se ofrecen recomendaciones para los cuidadores de personas con Alzheimer. Reforzar el ambiente familiar y las rutinas favorece la seguridad de las personas afectadas. Así mismo, la denominada terapia de validación tiene efectos positivos sobre estos pacientes. “El paciente de Alzheimer es muy receptivo a tareas que le gustaron en el pasado. Siente cercanía, comprensión y aceptación. En esta línea sus cuidadores pueden usar diferentes estímulos como fotos de su vida, canciones que le gustaban o simplemente parafrasear sus creencias y sus gustos” explica la especialista.

Es importante la labor divulgativa de los centros como el Centro Fermín Caballero y el Centro de día Clara del Rey de Sanitas Mayores que ayudan a los mayores y sus familias a detectar síntomas de posibles enfermedades así como a mejorar el bienestar físico y mental de los mayores que participan en actividades que evitan el aislamiento social, lo que permite ralentizar el deterioro cognitivo, además de recibir supervisión médica continuada.