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23 de agosto de 2016

Mitos y verdades sobre el cloro, el agua salada y la salud bucodental

Salud y bienestar
  • Únicamente la exposición continuada al cloro implica un cuidado especial de la salud bucodental
  • El agua de mar suele contener restos que pueden ser perjudiciales para la higiene bucodental
  • Es necesario controlar y mantener los niveles químicos de las piscinas para evitar serias erosiones del esmalte dental

Durante el verano y el período vacacional es muy habitual acudir a las piscinas y a las playas con el fin de refrescarse, hecho que comúnmente se asocia al desgaste o erosión bucodental debido al contacto con el cloro y el agua salada. Sin embargo la realidad es muy diferente, ya que la exposición a estos elementos líquidos no afecta al estado de la salud bucodental.

Pese a que los enjuagues con agua y sal se emplean en odontología para la cicatrización de las heridas, dado que la sal drena el absceso y facilita la eliminación del dolor, no es recomendable realizar enjuagues con agua de mar, ya que esta suele tener restos de elementos que pueden perjudicar la salud bucodental como gasoil o basura. No obstante, la exposición al agua salada del mar no repercute en el estado de nuestra salud bucodental.

“En el caso del agua con cloro, con la que tenemos contacto en las piscinas cabe decir que la exposición habitual no es la suficiente como para dañar el esmalte dental” detalla Patricia Zubeldia, odontóloga de la Dirección Asistencial de Sanitas Dental. Sin embargo es necesario tomar una serie de medidas en las piscinas para evitar que el pH del agua pueda perjudicar al esmalte dental, especialmente en las localizadas en domicilios privados, donde el control de los elementos químicos es menor.

“Los niveles químicos del agua han de ser mantenidos de forma rigurosa para prevenir la erosión del esmalte y, en última instancia, es recomendable cepillarse los dientes con pasta dental fluorada después de acudir a la piscina” concluye Patricia Zubeldia.

Los deportistas, expuestos a los riesgos

Los nadadores frecuentes, que mantienen contacto con el agua de la piscina más de 6 horas semanales son los que deben tener un cuidado especial, ya que exponen los dientes de forma continuada a agua tratada con productos químicos. “Como consecuencia, aumenta el riesgo de sufrir caries y tener depósitos orgánicos en los dientes, que frecuentemente se presentan en los dientes frontales con un tono marrón y gran dureza, conocidos comúnmente como sarro del nadador” detalla Patricia Zubeldia, odontóloga de la Dirección Asistencial de Sanitas Dental.

La composición química del agua de la piscina también puede debilitar el esmalte dental y en última instancia puede dar lugar a la erosión dental debido a la exposición continuada. No obstante “el sarro puede eliminarse sencillamente con una limpieza dental profesional y es esencial centrarse en hábitos de prevención, como fluorar los dientes regularmente y llevar un control sobre los niveles químicos del agua para evitar que el esmalte dental se debilite o erosione” concluye Patricia Zubeldia.