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23 de noviembre de 2017

Cuatro de cada diez personas que viven con alzhéimer se enfrentan a diario a barreras arquitectónicas

Salud y bienestar
  • Solo dos de cada diez hogares de enfermos de alzhéimer disponen de accesos y zonas comunes adaptados
  • Las barreras físicas provocan tristeza y agitación en las personas que viven con esta enfermedad
  • El urbanismo puede contribuir a la mejora de su calidad de vida con medidas sencillas como la inclusión de señales direccionales o códigos de colores
  • Los tratamientos no farmacológicos, como las salas Snoezelen o la musicoterapia, se sirven también de la adaptación del entorno

El número de personas que vive con alzhéimer en España es de cerca de 1,2 millones. En nuestro país, uno de cada cuatro hogares convive con esta enfermedad, según datos de la Confederación Española de Alzheimer, CEAFA. Sin embargo, ellos y sus cuidadores hacen frente a entornos poco amigables fuera y dentro de sus hogares. La jornada Arquitectura e Innovación para las personas con demencia, organizada por Sanitas Mayores y la Universidad Pompeu Fabra, ha reunido hoy en Barcelona a expertos internacionales con propuestas pioneras para adaptar esos ambientes a las necesidades de vivir con demencia y para aplicar la innovación médica al cuidado de estas personas.

El profesor Graham Stokes, director global de Cuidados de Demencia de Bupa, ha abierto esta jornada de debate y en su intervención ha puesto de relieve el difícil panorama al que hacen frente a diario las personas que viven con demencia y sus cuidadores. “Vivimos en sociedades cada vez más envejecidas, la realidad es que la demencia es hoy uno de los grandes retos globales de salud con 46,8 millones de afectados en el mundo. Todo esto se da en entornos cada vez más urbanizados, en grandes ciudades. Por esto, adaptar estos entornos a las necesidades de estas personas es una medida más para hacer frente a este reto”. Por otro lado, Stokes ha incidido en que “es fundamental ampliar nuestras herramientas de lucha contra el alzhéimer con la aplicación de técnicas innovadoras en el tratamiento de los síntomas de una enfermedad que, hoy por hoy, no tiene cura”.

Creación de entornos amigables con la demencia, adaptación de los espacios domiciliarios y urbanos

Respecto a la necesidad de adaptación de los entornos, cabe destacar que un tercio de los cuidadores de enfermos de alzhéimer se encuentra alguna barrera física al menos una vez al día. Son datos del Estudio Sanitas Barreras físicas y Alzheimer, que afirma además que un 43% se topa con esta realidad cada vez que sale de casa. Ocho de cada diez cuidadores afirma que no detectan compromiso social para convertir nuestras ciudades en entornos amigables con la demencia.

Los ponentes han coincidido en señalar el hogar como uno de los primeros puntos de actuación. Más si se tiene en cuenta que ocho de cada diez personas que viven con esta enfermedad son cuidados en domicilios privados pero, solo dos de cada diez hogares disponen de accesos y zonas comunes adaptados.

El arquitecto Mauro Cuesta, encargado de adaptar las infraestructuras de Sanitas Mayores a las necesidades de los residentes, ha explicado las medidas a tomar para hacer del hogar un entorno amigable con la demencia. “Algunas de las medidas que es necesario tomar para adaptar el hogar pasan por considerar los criterios de proporcionalidad del espacio; eliminar o controlar los elementos de riesgo físico o que puedan generar situaciones de estrés; adaptar las texturas y colores de manera que se cree un contraste adecuado; adaptar espacios exteriores o de transición; facilitar la accesibilidad más allá de los requerimientos legales; elegir muebles ergonómicos con adaptación en altura; disponer de cama adaptada; o adaptar la iluminación en cuanto a intensidad y temperatura de color”, ha comentado Cuesta. “Lo fundamental es que cualquier adaptación pase por comprender las necesidades reales de las personas con demencia y la percepción que tienen estas personas a nivel visual, acústico y espacial”, ha sentenciado el experto de Sanitas.

Estas modificaciones en los hogares, tienen incidencia directa en el estado de las personas con viven con demencia. “La adaptación del entorno mejora los síntomas de la enfermedad”, afirma David Curto, jefe de Dirección Asistencial de Sanitas Mayores. “Por ejemplo, los colores llamativos pueden provocar en un enfermo episodios de estrés, por lo que es recomendable pintar la casa con tonos suaves y evitar muebles de colores llamativos. Sin embargo, aquí nos encontramos con otra barrera y es el coste de realizar estas reformas. Tres de cada diez cuidadores afirma que los espacios comunes no están adaptados por motivos económicos”, ha añadido Curto.

“Los problemas que se derivan del cuidado domiciliario de un enfermo de estas características son innumerables y suelen repercutir de manera importante, en la salud y en la calidad de vida tanto del paciente como de sus cuidadores. Adaptar el hogar tiene un impacto muy positivo en las vidas de nuestros seres queridos pero faltan recursos”, ha afirmado Paloma Ruth Guzmán de la Asociación de Familiares de personas con alzhéimer de Málaga.

Ante este panorama, la innovación y la investigación son motores de cambio. Lesley Palmer, directora de Arquitectura en el Centro de Desarrollo de Servicios para la Demencia de la Universidad de Stirling, ha presentado la aplicación IRIDIS, “la primera App que permite evaluar digitalmente cuán amigable para la demencia es su entorno y saber cómo mejorarlo”. Por su parte, María José Moreno, de la Fundación Aubixa, ha compartido los avances en el proyecto de “un foro permanente para el diseño innovador de un entorno urbanístico inclusivo y comunicativo adaptado al envejecimiento, así como la creación de un banco de conocimientos y recursos destinados a esta materia”.  “A veces se trata de aplicar adaptaciones sencillas como señales direccionales al nivel de los ojos o códigos de colores de cara a favorecer la orientación. Pero debemos fijar y aplicar unos estándares”, ha apuntado Elena Marco de la Universidad West of England, en Bristol, Inglaterra.

Innovación e investigación, la importancia de los tratamientos no farmacológicos

Las intervenciones ambientales que buscan promover las capacidades funcionales se encuentran en la actualidad  dentro de los tratamientos no farmacológicos más efectivos para las personas con demencia. “Las terapias no farmacológicas nos ayudan a paliar sus efectos y a mejorar la calidad de vida de los pacientes. La reminiscencia, la musicoterapia, la arteterapia, las salas multisensoriales, la relajación o la terapia con animales son algunas de las modalidades”, ha comentado el doctor David Curto, jefe de Dirección Asistencial de Sanitas Mayores.

“La realidad es que, hoy por hoy, no existen tratamientos curativos para estos procesos neurológicos. Las pruebas de neuroimagen (como la Resonancia Magnética estructural) son importantes en el diagnóstico ya que predicen la conversión a deterioro cognitivo leve en la población anciana sana con un año de antelación”, ha explicado Alba Sierra-Marcos, coordinadora de Neurología del Hospital Sanitas CIMA.

Por lo que respecta a las salas multisensoriales o terapia Snoezelen, la doctora Carme Solé, de la Universidad Blanquerna- Ramon Llull, que actualmente investiga con Sanitas Mayores las ventajas de esta terapia, ha apuntado que “están recogiendo resultados esperanzadores a nivel cognitivo, afectivo y de calidad de vida utilizando estímulos visuales (pintura fluorescente, proyectores de luz, linternas), auditivos (panel de sonidos, música), olfativos y gustativos (aromas, degustaciones), táctiles (peluches, texturas), vestibulares (columpios, hamacas) y propioceptivos (sillas, almohadas, piscina de bolas)”

La profesora Emilia Gómez, del Grupo de Tecnología de la Música, Departamento de Tecnologías de la Información y Comunicación, UPF, ha explicado cómo “la música es una herramienta muy efectiva para estimular el trabajo con las emociones, que favorezcan su expresión y promuevan un estado de ánimo más positivo”. Por su parte, Guillaume Lefebvre – director de Operaciones de Siel Bleu, se ha referido a “los beneficios de los programas de actividad física adaptada sobre la calidad de vida así como sobre las facultades cognitivas y físicas. Beneficios que se trasladan también a los cuidadores”.